El Arte de Facilitar

Habilidades de Coaching para Crear Experiencias de Aprendizaje Transformadoras en Talleres

Siempre he estado ligado a procesos de enseñanza-aprendizaje. Mis padres, y en su momento mi abuela materna, fueron maestros, y desde adolescente me inicié dando clases de regularización en verano. Como dirigente en los Scouts, comencé a generar experiencias de aprendizaje usando el método “aprender-haciendo”. Más adelante, al ser capacitador nacional de un partido político, descubrí el concepto de “andragogía” y su enfoque en la educación de adultos. Todo esto, sumado al Coaching, me permitió ver el aprendizaje de manera integral y participativa.

Cuando me tocó liderar el diseño de la primera certificación en procesos operativos del sistema mexicano de pensiones —temas áridos y de carácter “psico-rígido”—, pude aplicar esta perspectiva. Aposté por programas creativos que no solo dotaran de conocimiento, sino que verdaderamente transformaran a las personas, desarrollando en ellas competencias para saber, saber hacer y, sobre todo, saber ser.

¿Qué es la facilitación de talleres y su impacto en el aprendizaje?

La facilitación de talleres va más allá de la simple transmisión de conocimientos. El facilitador no es un transmisor de información, sino un guía que ayuda a los participantes a construir su propio aprendizaje. Según Malcolm Knowles, pionero de la andragogía, el aprendizaje en adultos se basa en su experiencia y en la necesidad de aplicabilidad inmediata, lo cual requiere un enfoque de facilitación que motive y haga el aprendizaje relevante para sus contextos. En este sentido, el rol del facilitador es generar un ambiente seguro y dinámico, donde los participantes puedan explorar, cuestionar y practicar.

El impacto de una buena facilitación es profundo: permite a los participantes interiorizar los conocimientos y aplicar lo aprendido en su vida profesional y personal. Esto va en línea con el modelo de “aprender-haciendo” de John Dewey, que destaca la importancia de la experiencia práctica en el aprendizaje, y se refuerza aún más cuando se integran habilidades de Coaching.

¿Qué es el Coaching y su relación con la facilitación de talleres?

El Coaching, según la Federación Internacional de Coaching (ICF), es un proceso que acompaña a las personas a alcanzar su máximo potencial mediante el autodescubrimiento y el desarrollo de habilidades. En el contexto de la facilitación, el Coaching se convierte en una herramienta poderosa que ayuda a los facilitadores a fomentar un aprendizaje más profundo y transformador.

Cuando el facilitador integra habilidades de Coaching en sus talleres, está permitiendo a los participantes no solo aprender un contenido, sino también reflexionar sobre su aplicación personal, desarrollar la autoconfianza y explorar cambios de perspectiva que refuercen su crecimiento.

El valor del Coaching en la facilitación de experiencias de aprendizaje

Las habilidades de Coaching en la facilitación de talleres generan un ambiente donde los participantes sienten que su experiencia y perspectivas son valoradas, lo que fomenta su compromiso y participación activa. Estas habilidades transforman la manera en que el aprendizaje se lleva a cabo, promoviendo no solo la adquisición de conocimientos, sino también la autoconciencia y el desarrollo de habilidades de relación, resolución de problemas y autogestión.

Principales habilidades de Coaching para crear experiencias de aprendizaje transformadoras

  1. Escucha activa: Escuchar profundamente y sin interrupciones permite al facilitador captar las inquietudes, dudas y necesidades de los participantes. Según Carl Rogers, la escucha activa facilita la empatía y la comprensión, factores esenciales para un aprendizaje significativo. Un facilitador que escucha ayuda a los participantes a sentirse comprendidos y motivados a explorar nuevas ideas.
  2. Preguntas poderosas: En Coaching, las preguntas abiertas y profundas son clave para fomentar la reflexión. Un buen facilitador utiliza preguntas que invitan a los participantes a pensar críticamente, como: “¿Qué impacto crees que tendría este conocimiento en tu día a día?” o “¿Cómo podrías aplicar este aprendizaje en tus actuales desafíos?”. Estas preguntas promueven la autocomprensión y un aprendizaje que va más allá de lo superficial.
  3. Creación de espacios seguros: La facilitación efectiva requiere un ambiente donde los participantes se sientan cómodos para expresar sus opiniones y cometer errores. Habilidades de Coaching como la validación y el respeto permiten crear estos espacios seguros, esenciales para que el aprendizaje sea transformador.
  4. Feedback constructivo: El Coaching enseña la importancia del feedback constructivo para el crecimiento personal y profesional. En un taller, el facilitador que utiliza esta habilidad se enfoca en el desarrollo de los participantes, ofreciéndoles observaciones que les permitan mejorar de manera práctica y sin temor al juicio.

En conclusión

El arte de facilitar un taller va mucho más allá de impartir conocimientos. Un facilitador que incorpora habilidades de Coaching transforma la experiencia de aprendizaje en un proceso de descubrimiento y autodesarrollo. En lugar de limitarse a enseñar “qué” o “cómo”, invita a los participantes a explorar el “por qué” y el “para qué” del aprendizaje. Como decía Knowles, el aprendizaje adulto es autodirigido y experiencial; por ello, el facilitador-coach debe ser capaz de guiar a cada participante a conectar con sus propios objetivos, preocupaciones y aspiraciones.

En este sentido, las habilidades de Coaching —como la escucha activa, las preguntas poderosas, la creación de espacios seguros y el feedback constructivo— son esenciales para que el facilitador sea capaz de diseñar experiencias de aprendizaje transformadoras. Este enfoque, centrado en el “saber ser”, permite que el aprendizaje no solo se comprenda, sino que se integre y aplique de manera profunda y auténtica. Así, el Coach Facilitador se convierte en un catalizador de cambio y desarrollo, ayudando a que cada participante se acerque más a su máximo potencial.