Es una situación que todos podemos vivir. Sí, incluso tú.
Tu mejor empleado, el activo más valioso de tu equipo, decide recoger sus cosas y marcharse.
“Pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que ha podido fallar? Si parecía que estaba feliz en la empresa…” – te preguntas.
Pues déjame decirte que la decisión de irse no la ha tomado de la noche a la mañana, aunque tú te hayas dado cuenta demasiado tarde.
Es más, casi nadie suele abandonar su puesto por algo puntual, sino por un cúmulo de factores que llevan a la decisión final.
Así que antes de iniciar el proceso de selección para encontrar quien sustituya su puesto, te recomiendo que realices un período de reflexión para detectar cuál (o cuáles) han podido ser los fallos y así tratar de subsanarlos para no volver a llegar tarde ante otra fuga así.
Para que te resulte más fácil, aquí tienes un recopilatorio de los errores más comunes que las empresas cometen y que desembocan en la fuga de talentos en sus equipos.
Pero antes de empezar, me gustaría decirte que lo primero que has de saber es que a las personas talentosas les suelen llegar trabajos nuevos o mejores, o tendrán la inquietud de experimentar algo diferente, o de seguir desarrollándose profesionalmente, y que ocurra es lo más normal del mundo.
En algunas ocasiones, no es que tu empresa haga algo mal como tal, sino que otras lo hacen mejor.
También hay que entender que ante una oferta cualquiera, tus empleados siempre pondrán en la balanza el quedarse y el marcharse (aunque sea por una milésima de segundo), y si es el marcharse el que gana, lo único que puedes hacer es aceptarlo, y dejar las puertas de tu empresa abiertas para cuando quieran volver.
Sé de muchos jefes que guardan rencor como si de una ruptura amorosa se tratara, e impiden que ese talento (que ahora viene con nuevas experiencias y muchas más cosas que aportar) vuelva, con lo que ello supone.
Así que si tu mejor empleado te comunica que quiere marcharse, hazle saber que te alegras de corazón por la oportunidad que le han dado y que puede volver cuando quiera, que las puertas estarán abiertas siempre.
Dicho esto, toca detectar qué es lo que ha podido fallar, y una de las mejores y más simples técnicas para averiguarlo es preguntar directamente:
“¿Qué es lo que te ha llevado a tomar esta decisión? ¿Crees que hay algo que la empresa podría haber hecho mejor?”
La respuesta a esta pregunta te dará bastantes pistas, aunque ten en cuenta que es posible que no sea 100% transparente.
Así que tú por tu cuenta tendrás que seguir con tu investigación interna y averiguar por qué un empleado que estaba cómodo decide marcharse.
Según Gallup, 7 de cada 10 renuncias están relacionadas con la mala relación con los jefes.
También el salario económico tiene mucho que ver, aunque esto en realidad tiene algo mucho mayor detrás, y es la sensación de escaso reconocimiento. Y ojo con esto, porque el reconocimiento no es solo monetario, hay veces que la persona saca adelante muchísimos proyectos, y que no se siente reconocida por ello.
Esto es una fuente de frustración que muchas veces pasa desapercibida por la empresa, y que tiene una muy sencilla solución. De ahí la importancia del salario emocional.
También puede ocurrir que quememos a la persona. Es habitual que a los mejores les demos más responsabilidades y tareas, o que pongamos más expectativas sobre los resultados esperados, y que en ocasiones esto sature.
Si esta situación se normaliza, puede llegar un punto en el que la persona quiera marcharse de ahí sin mirar atrás, y con razón.
Otro error que hemos podido cometer con el buen empleado que quiere marcharse es que no cumplamos con sus necesidades de conciliación.
Sabemos de sobra lo importante que es la conciliación para el bienestar del empleado (flexibilidad de horario, días de asuntos propios…) pero a veces no somos conscientes de las veces que un buen empleado ha de ocupar sus horas libres para terminar el trabajo que se le ha asignado y cumplir las expectativas de la empresa. Ojo con esto.
Otro de los motivos por los que tu mejor empleado quiera irse es que se sienta estancado en tu empresa, sin posibilidades de crecimiento ni evolución de ningún tipo.
Y cuidado con esto, porque este crecimiento no siempre va dirigido hacia aspirar a puestos gerentes, en muchas ocasiones va dirigido simplemente en aprender nuevas habilidades o en adquirir conocimientos profesionales.
También que no se sienta escuchado, o que no se tengan en cuenta sus ideas (aquí entraría la famosa frase que tanto talento ha perdido de “a ti no te pagan por pensar”)
Así que en resumen, los errores más comunes que hacen que un buen empleado se vaya son el burnout, la falta de conciliación, o la escasa posibilidad de crecimiento en tu organización, y la práctica del “porque sí”.
También, aunque sea menos común, puede influir la falta de misión y visión de tu empresa, o la incoherencia de valores empresa-empleado.
Los buenos empleados quieren sentirse parte de su empresa, para sentir que lo que crean tiene sentido, y que aportan algo a la sociedad.
Sea como sea, si no quieres perder a tus mejores empleados y quieres fidelizar el talento, es crucial que reconozcas sus logros, tengas en cuenta sus ideas, te preocupes por ellos más allá del puesto de trabajo, y valores su dedicación.
Y, como te decía al comienzo, si aun así decide marcharse, agradece lo que hizo por la empresa, y déjale la puerta abierta por si algún día quiere volver a compartir su talento con vosotros.
Conoce nuestro modelo ECUSUL exclusivo para empresas que quieren mejorar su cultura organizacional y que saben que las personas son la clave para llegar al siguiente nivel de desempeño y resultados.
Ir a ECUSUL